¡A la campaña contra Sánchez!

Desde el momento en que ayer se supo, ya definitivamente, que habría nuevas elecciones, los medios dejaron a un lado los argumentarios contra Sánchez que habían estado utilizando desde que llegó a la presidencia y se pusieron ante los ojos, entre ceja y ceja,  el argumentario que tenían preparado para utilizar contra Sánchez en la campaña electoral.

Antes de entrar en materia, una obviedad que casi sobra. Hay medios, hay periodistas, hay analistas en este país comprometidos con la búsqueda de la verdad que verdaderamente procuran orientar a los ciudadanos dándoles información que les permita analizar la situación política y llegar a sus propias conclusiones.  Cuando hablo en mis artículos de analistas manipuladores me refiero a los que, por desgracia, hoy ocupan la mayoría de los medios porque son los dueños de la mayoría de los medios los que pagan los sueldos y para ganar esos sueldos hay que seguir las directrices de los dueños, como los dueños tienen que seguir las directrices de quienes les financian.  Ahora, a lo nuestro.

En estas elecciones, la campaña de los candidatos no ofrecerá nada interesante. Será una repetición de la anterior. Para no caer en las trampas camufladas de lógica con las que intentarán manipular nuestro voto, el ciudadano responsable que está confuso y necesite argumentos que le permitan reflexionar tendrá que buscarlos en artículos y tertulias analizando a los que analizan la situación política. Dice el refrán que en guerra avisada no muere gente. Ojo avizor, pues, para que en esta guerra contra la socialdemocracia no maten nuestra condición de ciudadanos, para que no maten el régimen democrático que garantiza nuestra libertad y nos otorga el poder de elegir a nuestros dirigentes.

La campaña electoral que ayer comenzaron  los analistas requiere un análisis punto por punto que no cabe en un artículo. Mi campaña personal consistirá en ir desmontando punto por punto en artículos sucesivos las falacias y mentiras con que intentarán manipularnos. En este empiezo por la utilización de los recursos retóricos y psicológicos que utilizarán los analistas para conseguir que se materialice el peligro más grave que nos amenaza en estas elecciones.

El primer punto del argumentario que la mayoría de los analistas utilizan y utilizarán  en esta campaña tiene el objetivo de convencer a oyentes y lectores para que no voten. La mayoría de los analistas empiezan, por lo tanto, induciendo a la abstención.  

Para conseguirlo, destacan y repiten sin cesar que todos los políticos de este país son unos irresponsables.  La argumentación es fácil y, por lo tanto, efectiva. Si todos los candidatos que se presentan a las elecciones son unos irresponsables a los que solo importan sus propios intereses; si todos solo actúan según sus estrategias para conseguir o conservar el poder sin preocuparse por el bien común,  salta una conclusión indiscutible: ningún candidato merece que el ciudadano le vote; o sea, que lo más inteligente es no votar.

Para reforzar la conclusión, los analistas y hasta algunos políticos que no se juegan los primeros puestos, recurren a la manipulación de las emociones. Los ciudadanos están hartos de los políticos y de la política, dicen. Hartos, desencantados, indignados, repiten para provocar en quienes esto leen o escuchan las sensaciones de hartazgo, desencanto e indignación.

El siguiente paso consiste en utilizar argumentos y manipulación emocional indirectamente contra el PSOE, es decir, contra Sánchez. Los analistas dicen y repiten que históricamente los que más se abstienen son los votantes de izquierdas. Lo que a todo oyente o lector conduce a deducir  que es muy probable que el PSOE, que Sánchez, se lleven un batacazo aunque todas las encuestas digan lo contrario. Para reforzarlo, muchos medios han ofrecido esta mañana encuestas a sus lectores y oyentes. En todas, los resultados confirman que la mayoría de quienes les han leído o escuchado han aceptado los mensajes de los analistas y han caído víctimas de su manipulación. Ahora toca pasar al ataque a Pedro Sánchez directamente y sin ambages.

Todos los políticos son responsables del fracaso de la investidura, dicen, pero la mayor responsabilidad es de Pedro Sánchez por ser quien tiene el poder. Quien ha fracasado ha sido Pedro Sánchez.

Esta acusación ya obliga al ciudadano responsable a detenerse para reflexionar. Nos encontramos aquí con una falacia que roza la mentira consciente. ¿Cómo descubrirla? No es necesario tener conocimientos, basta utilizar la facultad racional. La razón nos dice con toda rotundidad que  Pedro Sánchez no tiene poder alguno para obligar a otro líder político a votar a favor o en contra de su investidura o para abstenerse.

A partir de este primer resbalón hacia la falacia, los analistas ya se ven obligados a renunciar a toda objetividad,  a todo compromiso ético con la verdad, para sugestionar a la gente creando  opinión a base de sus propias opiniones interesadas. La afirmación falaz para hacer que recaiga sobre Sánchez todo el peso de la responsabilidad y el fracaso tendrá que sustentarse con otras falacias y otras mentiras que a su vez obligarán al ciudadano responsable a un esfuerzo racional para no tragárselas. Hemos entrado de lleno en un juego de engaños a ver quién engaña más y mejor.   Si no queremos ser engañados, tenemos que frenar y pensar analizando cada bolita de pienso que nos echen, antes de tragarnos una contaminada por los poderes que quieren idiotizarnos para hacernos trabajar a su servicio sin libertad ni facultades para protestar.

Mañana reflexionaremos sobre el segundo punto.

 

 

 

 

 

4 comentarios sobre “¡A la campaña contra Sánchez!

  1. Estimada amiga, las palabras tienen otra condición, según mi entender, que les hace perder el significado intrínseco para volverse hueras.
    Repetir una y otra vez el mismo gastado y manido argumentario, por ejemplo: El mayor responsable de que volvamos a elecciones es Pedro Sánchez que ostenta el poder ¿…?
    La frase es estúpida en si misma ¿acaso el ostentar el poder es condición para doblar el brazo a partidos como Podemos, enrocados en una postura de negación desde el mismo día de las elecciones?… Que alguno de esos sesudos «analistas» me lo expliquen.
    «Los ciudadanos están hartos de los políticos»… y yo me pregunto ¿de qué políticos, de todos los políticos o solo de aquellos que desde un principio negaron el pan y la sal al presidente Sánchez?
    ¿Qué esfuerzos o medidas han tomado los Rivera, Casado o Abascal?… Yo se lo digo, ninguno, ningún esfuerzo, ninguna medida, eso si, han estado permanentemente criticando el que pactase con nacionalistas para gobernar. La solución a ese indeseado pacto estaba en sus manos, simplemente absteniéndose en segunda vuelta; pero no, lo que buscaban era echar al gobierno en brazos de los nacionalistas para poder abrir otra brecha de confrontación que no lleva a ninguna parte pero que mediaticamente hace mucho ruido.
    Me sonroja la desvergüenza del trifacherio, me produce acidez de estómago la postura infantil de Pablo Iglesias y sus huestes.
    Los primeros, rabiosos por no poder repetir en el gobierno central lo perpetrado en Andalucía, Castilla y León…
    Los segundos, Podemos, por querer formar gobierno sin haberlo ganado en las urnas, exigiendo ministerios y vicepresidencias.
    Los cuatro, sin excepción, sin pararse a pensar ni un solo segundo en los ciudadanos, en los problemas que arrastramos sin ver el momento de que se vayan solucionando. Les da igual, les importamos nada, aquí la cosa va de ver quien tiene el ego más grande, quien es capaz de mear más lejos. Penoso y triste.
    Repetir como loros que la izquierda se va a abstener de ir a las urnas, creo, solamente hará el efecto contrario.
    Estamos hartos, cierto, muy hartos, de adolescentes con un poder que no saben manejar, que les viene grande y se les nota demasiado.
    El próximo 10N iré a votar, como siempre, y votaré lo que he votado desde la primera vez que pude hacerlo, votaré socialismo, votaré a Pedro Sánchez, y espero y deseo que esa sea la tónica general entre todos los socialdemócratas de este país, un país en el que, por mucho que se esfuercen algunos queremos progreso, justicia e igualdad.

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