Con Dios o con el demonio, ¿da igual?

dios y diablo

Políticos, analistas políticos, periodistas y blablableros radiotelevisivos diversos se han pasado días explicándonos los resultados de la elecciones andaluzas con énfasis en la acojonante victoria de la extrema derecha. Victoria, sí, porque, aunque el partido de los ultras haya quedado en último lugar, ha conseguido muchos votos eclipsando con sus 12 escaños a los 33 del partido socialista. Los ultras son el demonio, y las cosas del demonio son infinitamente más atractivas y entretenidas que los coros celestiales, adónde va a parar.

La prensa es un negocio, no lo olvidemos, y un negocio necesita clientes. Por esa sencillísima razón, la prensa corrió con cámaras y micrófonos a recoger discursillos y opiniones, como es de rigor tras los resultados que sentencian quiénes van a gobernar, pero, en esta ocasión, con mayor energía y alborozo. La noche del domingo 2 de diciembre, los responsables financieros de los medios seguramente se pusieron a descorchar champán en los despachos como quienes celebran haber ganado el gordo de Navidad en la puerta de una administración de lotería, mientras los mandados de diferentes rangos recibían la orden de arrostrar las tinieblas, el frío de la noche y lo que hiciera falta para no perder detalle del bombazo. El triunfante triunfo de los novios de la muerte iba a atraer más audiencia que todos los programas y revistas del corazón.

En su afán por sacarle a la noticia hasta la última gota de jugo que se pudiera exprimir, los presentadores se pusieron a hacer listas de preguntas y los analistas, listas de porqués. A juzgar por lo leído y oído, las listas no debían pasar de media página. Más que suficiente para llenar un artículo o una tertulia dándole vueltas al asunto por aquí y por allá, echando mano de dichos y refranes y metáforas y símiles para llenar huecos, envolviéndolo todo en una retórica más o menos culta para dar el pego.  Todos observaron, eso sí, el estricto respeto a las formas que exige lo que los ciudadanos de bien entienden por democracia.

El partido triunfante presenta en su programa una serie de medidas inhumanas y antisociales que hasta hace nada se atribuían a la extrema derecha, pero no se pueden calificar esas medidas con tal dureza ni clasificar al partido en un extremo malsonante del espectro político. Casi 400.000 personas le dieron su voto, y ese voto es tan respetable como el que más, dicen. ¿Lo es?

Consideremos un  ejemplo muy ilustrativo. Según lo que se ha convertido en un dogma de fe sobre la democracia, merecen igual respeto quienes promulgan una ley que protege a las mujeres de abusadores, maltratadores y asesinos, que quienes se proponen derogar esa ley para proteger por igual a hombres y mujeres en el seno del hogar. Parece justo, pero algo chirría aunque no se precise el qué. A presentadores y comentaristas solo se les ocurre oponer las cifras que demuestran la desproporción entre la enorme cantidad de mujeres maltratadas y asesinadas y la irrisoria cantidad de víctimas masculinas. Pero las cifras suelen ser emocionalmente neutras. Uno se pregunta por qué presentadores y presentadoras y entrevistadores y entrevistadoras y comentaristos y comentaristas no se atreven a decir con toda claridad y rotundidad cuál es la verdadera causa de esa desproporción. Y digo que no se atreven porque me parece increíble que la desconozcan. ¿Tanto cuesta decir que la testosterona incrementa la masa muscular y la masa ósea y que la cantidad de testosterona en el plasma sanguíneo es diez veces superior en el adulto masculino que en las adultas femeninas? En palabras diáfanas, eso significa que un hombre puede derribar a una mujer de un puñetazo mientras que un puñetazo propinado por una mujer apenas puede hacer daño a un hombre. Eso significa que un hombre puede matar a una mujer a golpes mientras que, para que una mujer pueda matar a un hombre mediante violencia física, tiene que utilizar algún tipo de arma y pescar al individuo por sorpresa para que no pueda defenderse.  A ningún bien nacido cabe duda de que la mujer tiene los mismos derechos que un hombre, y nadie que goce de un cociente intelectual medio duda de la igualdad de capacidades intelectuales y emocionales de hombres y mujeres. Pero nadie, nadie en su sano juicio diría que una mujer es igual a un hombre en masa muscular y ósea y, por lo tanto, en fuerza. Sin embargo, de la diferencia de fuerza no habla nadie. ¿Por qué? El tema parece tabú, y puesto que es tabú para la prensa, nadie se atreve a decirle al presidente del partido ultra que igualar a hombres y mujeres en una ley contra la violencia doméstica es una falacia indecente por su falsedad y por la violación a los derechos del más débil que intenta justificar. ¿Por qué ningún periodista se atreve a desmontar esa falacia con el dato objetivo de la superioridad del más fuerte cuando un líder del partido ultra se atreve a soltar, en vivo y en directo,  que hay que proteger a los hombres de la violencia de las mujeres?

Sus motivos tendrán, pero yo que no tengo ninguno para callarme lo que pienso digo que derogar la Ley de violencia de género es una medida inhumana y antisocial y que no me siento en absoluto obligada a respetar a quienes piensan y manifiestan lo contrario. Lo mismo digo de los líderes, simpatizantes y votantes del partido que niega derechos a emigrantes y refugiados. Lo mismo digo del partido que ofrece derogar impuestos a los más ricos aunque eso suponga recortar prestaciones sociales a los pobres y medio pobres. No respeto, no tengo por qué respetar las opiniones que atentan contra los valores humanos y mucho menos a los políticos que amenazan eliminar esos valores de la sociedad, como tampoco a quienes, por las razones o sinrazones que sea, les dan su voto y con él, el derecho a imponernos una sociedad infrahumana.

La democracia nos obliga a respetar la vida, la libertad y los derechos de todos los ciudadanos, piensen lo que piensen y digan lo que digan. La democracia no nos obliga a abdicar del  criterio que corresponde a la condición humana ni nos impide defender los valores humanos con absoluta intransigencia. Nadie debe renunciar a su conciencia moral. Puede ignorarla, en cuyo caso se sitúa, por ejemplo, al nivel moral de una ameba. Por la misma razón evidente, un ser humano no puede suspender el juicio. La conciencia sana de un ser humano distingue el bien del mal y no puede dejar de distinguirlo. Lo que sí puede hacer y hace es ignorar el juicio de su conciencia para satisfacer sus intereses o para no comprometerse.

Pues bien, la equidistancia, en el sentido de neutralidad de juicio, se ha convertido para la mayoría en un dogma; una creencia obligatoria para quien quiera vivir fluyendo sin obstáculos a favor de la corriente social. Y ese dogma lo practica y lo defiende, sobre todo, la prensa. Todo ciudadano tiene derecho a exponer sus ideas y sus opiniones, dicen y dicen bien. Pero siguen diciendo que toda idea y toda opinión merece el mismo respeto, responda o no a los valores que han convertido a los primitivos bestiales de las cavernas en seres humanos. La conciencia moral, su capacidad de juicio, es una de las señales de la evolución de nuestra especie. La equidistancia moral, la neutralidad al juzgar entre el bien y el mal, es signo inequívoco de involución a un estado primitivo.

Lo que en estos momentos cruciales importa sobre todas las cosas para la democracia, para la sociedad, para cada individuo de nuestro país es entender, con toda claridad, qué entiende la prensa por equidistancia y a dónde, esa equidistancia, nos puede llevar.

El partido del programa infrahumano ha encontrado espacio en todos los medios gracias a sus casi 400.000 votos.  Por esos votos, los medios le han elevado al protagonismo a sabiendas de que ese protagonismo puede hacerle crecer. A remolque de ese triunfador, los otros dos partidos de derechas consiguen también más tiempo, más protagonismo. Mientras tanto, los partidos que defienden políticas orientadas a la defensa de libertades, derechos y bienestar social no solo pierden la atención que se le da a los otros, sino que la atención que reciben por parte de presentadores, entrevistadores y comentaristas es para destacar su fracaso. Además, en aras de la espectacularidad que atrae audiencia, los medios han relegado a noticias de interés secundario decisiones de los Consejos de Ministros del actual gobierno que son de capital importancia para devolver a los ciudadanos libertades y derechos que el gobierno anterior nos había quitado amparándose en la crisis. Ningún medio dedica espacio y tiempo a exponer y analizar las medidas que propone el gobierno y en las que el gobierno trabaja con grupos de expertos y representantes de grupos sociales. Sobre el gobierno interesa más repetir hasta la náusea que carece de apoyos suficientes en el Congreso, que el presidente tendrá que convocar elecciones anticipadas, que cuándo las convocara. Es decir, los responsables de captar audiencia eligen destacar aquello que pueda atraer a los tontos cuya atención responde a golpes de adrenalina, lo que significa que consideran tontos a la mayoría de los ciudadanos de este país. Partiendo de esa premisa, los medios parecen seguir una consigna enviada desde arriba: abierta o subrepticiamente, hay que crear y acentuar la desconfianza en la izquierda.

La izquierda es, para los medios, la derrotada en Andalucía, aunque el PSOE haya obtenido más de un millón de votos y el PP, casi 300.000 votos menos. El futuro gobierno de Andalucía tendrá que contar con el PP, Ciudadanos y Vox. Los medios repiten, desde la noche electoral, que esa es la única combinación posible. Lo que no dicen es que el programa de Vox contiene propuestas que, además de atentar contra las libertades y derechos de los ciudadanos, son rotundamente  anticonstitucionales. Lo que no dice ningún comentarista es que la democracia no puede tolerar la entrada en las instituciones de un partido que pretende implosionar la democracia. Lo que nadie con voz pública se atreve a decir es que, para preservar nuestra democracia, Vox debe ilegalizarse. Y debe ilegalizarse por la sencilla razón de que su programa  propone medidas que, al día de hoy, son ilegales.

De todo lo anterior se deduce, racional y fácilmente, que una democracia no puede consentir la existencia legal de un partido cuyo programa atenta contra valores humanos a los que no se puede renunciar sin  retroceder en la evolución de nuestra especie. ¿Por qué se consiente? ¿Por qué se consiente que acuda a elecciones democráticas un partido que en su programa declara sin ambages su intención de derogar artículos de la Constitución, como las autonomías, por ejemplo? ¿Por la conveniencia de ciertos poderes fácticos y el miedo de otros a ser tachados de anti demócratas?

La conveniencia de esos poderes y el miedo que utilizan para someter a la masa ya está llevando a la que era la comunidad autónoma más próspera de España al borde de la destrucción. Para destruirla, hay un acuerdo tácito evidente entre los partidos de derechas que se proclaman defensores de la unidad de España y los políticos independentistas de la asociación de derechas de Torra y Puigdemont. Ambos grupos, cada cual con sus propios argumentos, promueven una tensión prebélica en Cataluña con el propósito de imponer un nuevo orden antidemocrático.

Otra vez, los medios les siguen el juego a los unos y a los otros destacando la debilidad del gobierno del PSOE en España y del PSC en Cataluña. Esa debilidad consiste en enfrentarse a los problemas políticos con una voluntad dialogante y de absoluto respeto a las reglas democráticas. Entonces, ¿existe de verdad una “mano negra” que pugna por eliminar las libertades y derechos que defiende la socialdemocracia? Un vistazo a la situación política en Estados Unidos y en Europa confirma la sospecha. Los poderes financieros luchan desde hace años por destruir al enemigo de sus fortunas: la ideología que concibe la política como un trabajo para conseguir una sociedad solidaria en la que todos los ciudadanos, con la ayuda de todos, pueda vivir una vida digna. Contra este derecho natural se manifiestan los políticos y los votantes que prefieren convertirse en novios de la muerte.

El día en que la propaganda consiga que a la mayoría de este país le de igual Dios o el demonio, el bien o el mal, vivir una vida digna o vivir muriendo, España será un territorio habitado por seres infrahumanos que habrán perdido hasta la conciencia de sí mismos.

 

14 comentarios sobre “Con Dios o con el demonio, ¿da igual?

  1. Estoy totalmente de acuerdo con tu artículo, de pe a pa, los medios de comunicación al servicio del mercado (en su mayor parte corresponden a dos o tres grupos, de los que destacan atresmedia y mediaset) , estos últimos con plataformas televisivas de amplio espectro nacional , junto con emisoras de radio y con muchos diarios de aparentes diferencias políticas, pero en el fondo con una única línea editorial, la que marcan los dirigentes empresariales a sus pupilos periodistas. Bien explicada la función de estos tenebrosos ideologos que no ganan o pierden elecciones, pero si que las hacen ganar o perder de acuerdo con su volumen de manipulación informativa o elección de noticias con gran alarmismo nacional, la inmigración, la sanidad, las pensiones, la unidad de la patria, la monarquia, la bandera, ¿os podéis hacer una idea de lo que están haciendo con Catalunya?, supongo que si os lo ponéis a pensar friamente y sin dogmas patrios, vereis que cae por su propio peso, la manipulación y adoctrinamiento que se lleva a cabo desde todos estos resortes del poder, Golpe de estado, secesionistas, golpistas, terroristas, y un largo etc que haría caer la cara de verguenza al menos pintado, pero como lo que los catalanes han hecho ha sido poner en cuestión la constitución del 78 y sus apaños franquistas, todos se han revuelto contra ellos de una manera poco democrática, enviando a piolines para quitarles las ganas de votar, eso sí a base de palos, no de política y democracia, esa es la cara de este estado monarquico-franquista hasta el tuétano, disfrazado de debil democracia, somos el hazme reir en Europa y ni te cuento en el resto del planeta, donde eso de que en España existe una democracia ha quedado tocado, el hecho de ir a votar no es lo único que hace ser a un pais demócrata, son sus leyes, sus libertades, sus derechos, su educación, su solidaridad, y sobre todo su aceptación de la diversidad, tanto en género, raza, idioma, costumbres identitarias, religión, etc. y la más importante la aceptación de responsabilidades políticas, cosa que en este pobre pais, no se hace, porque del franquismo se trajo la corruppción, que sigue campando a lo largo y ancho de toda la piel de toro. Para combatir al fascismo hace falta más democracia, más libertad y más responsabilidad con los votantes, no mentirles, no engañarles y no defraudarles, los políticos tendrían que estar para hacer la vida mejor a la gran mayoría de la población no para complicarsela.

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  2. María, como lo explicas tan bien, solo digo lo siguiente:
    los llamados medios, son en realidad enteros y lo único que buscan es manipular a los votantes. Parece que es su misión prioritaria. Un abrazote.

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  3. Los periodistas, los medios de información, los creadores de opinión… o cualquier otro nombre con que les queramos llamar, desde hace ya mucho tiempo, los vengo calificando en segundo lugar, -después de los políticos y antes de los propios ciudadanos-, en la culpabilidad de la política española. De otros países no tengo el conocimiento suficiente para opinar.
    Pero si, en España, les premio con la medalla de plata a los medios de comunicación. Y no se trata de que piense que ellos son, en su generalidad, gente especialmente malignos, no. Simplemente adolecen de lo que adolecemos los seres humanos y que es nuestro peor pecado: el egoísmo. Después vienen los otros pecados, que también tenemos el resto… digamos los veniales.
    Ese mismo egoísmo genético, con que nacemos todos. es el que hace que esos periodistas que se dedican a crear opinión. Aquí no entran tanto los que se dedican a informar de otras cosas que pasan, que no tienen que ver con la política. No sería justo meter en el mismo saco a esos becarios que hay repartidos por la geografía, para contarnos que está nevando, mientras soportan horas, la nevada en su propio cuerpo, hasta que el presentador de turno, le de paso, para decir que nieva. Perdona este desvarío.
    Esos creadores de opinión, que se ganan la vida visitando platós de televisión o de radio, tienen como principal misión mantener el sitio en esas tertulias que les dan sus 100€ o algo así.
    Después, hay otros, que además de tratar de vender su alma por seguir cobrando un dinero que les permita mantenerse, son los verdaderos ejecutores de las políticas antisociales de esos partidos que siempre apoyan a los poderosos contra los débiles.
    Si, son los verdaderos culpables de que esos partidos de canallas, perversos, pérfidos, execrables… puedan llegar al poder. Son los que les ayudan a meter en nuestras ignorantes mentes, lo que les permite conseguir votos en un régimen en el que no creen; son dictadores, que obligados por las circunstancias les hace jugar al juego de la democracia, pero que se encontrarían muchísimo más a gusto en una dictadura, mientras fueses ellos los dictadores. Miles de ejemplos demuestran su nula ideología demócrata.
    Y no son los únicos culpables de los males de la sociedad. Podríamos hablar de jueces, policías, militares… todos los que llevan batuta, no la usan para dirigir una sociedad sostenible, solidaria, justa… La usan para pinchar a los demás, incluídos sus propios compañeros, tan viles como ellos mismos.
    Lo siento. Pero en estos momentos veo a todos esos «directores de orquesta», como un enorme montón de chapapote. (Prefiero chapapote a mierda, ya que mucha de ella, sirve como abono.)
    Decir que has escrito un gran artículo, ya es innecesario. Todos los artículos de María, tienen las dos cualidades principales: ser acertada en el fondo y una gran escritora en sus formas.
    Gracias María.

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  4. Poco o nada que añadir a tan acertado artículo, amiga mía.
    El mundo está cambiando de nuevo para retroceder, involucionamos y no por casualidad, tengo para mi que detrás de todo esto solamente está nuestro pecado de siempre, la codicia, la soberbia y el mal en todas sus formas posibles..
    Si hacemos un pequeño ejercicio de memoria histórica, recordaremos que la historia de la humanidad siempre ha estado dirigida por el dinero. Decía Maquiavelo que el que engaña encontrará siempre quien se deje engañar. ¿Acaso no es ésto lo que estás ocurriendo en la actualidad?… La frase es del siglo XV, y es perfectamente válida a día de hoy.
    Decía también el filósofo italiano: La política no tiene relación con la moral… ¿Acaso no es una perfecta descripción del triduo PP, Cs y Vox?
    «Grande es el poder de la tergiversación constante» Charles Darwin ¿No es justamente eso lo que hacen una y otra vez los medios de comunicación que todos conocemos?…
    «Cuanto más conozco a los hombres,menos los quiero; si pudiese decir otro tanto de las mujeres, me iría mejor» Lord Byron .
    Con ese pensamiento lo dejo.
    Abrazote, María

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  5. Como siempre un excelente artículo, María.
    Desde el año 2000, que comencé en Internet defiendo los DDHH desde este medio. Estos derechos incluyen el respeto a la libertad de ideas, de religión, entre otros. También la libertad de expresión. La Carta Universal de los Derechos del Hombre o Humanos, fue creada, precisamente, para que los horrores cometidos por los nazis y los fascistas no se volviesen a repetir. Ninguna persona que respete los derechos humanos puede respetar ideologías tan perversas como el nazismo o el fascismo. Desde luego, yo no puedo respetar a quien puede matarme a mí o a cualquier persona que no se ajuste a «su» idea de «raza», a «su» forma troglodita de tratar a la mujer, como si fuese un animal dedicado a parir, criar que no educar hijos y estar a disposición del macho cuando a él le apetece. No puedo respetar a quienes en los grupos de noticias gritaban «¡Puta negra, vete a parir a tu país!» Tampoco puedo respetar a quienes defienden la eugenesia porque los diferentes, los discapacitados, homosexuales, los de ideologías diferentes somos «espuma» o «gusanos». Por cierto, no es sólo Vox, es el MSR, es Democracia Nacional -DN-, es PT -Partido de los Trabajadores-, todos anteriores a Vox y todos con unos estatutos calcados los unos de los otros para poder ser legalizados.

    En cuanto a los medios de descomunicación, no creo en su equidistancia; puede que en las tertulias televisivas inviten a todos los grupos políticos, lo cierto es que a los de izquierda no los dejan hablar -al menos a los del PSOE-, los llevan como meras figuras decorativas. Se me puede decir que no veo la tele, cierto. Pero veo muchos vídeos. En la radio, según los comentarios de la gente en FB ocurre más o menos lo mismo. No hay equidistancia cuando se entrevista al presidente del gobierno y se hace a cuchilladas y a los líderes de la ultraderecha se les trata con guante blanco.

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