La solución

Escribí esta entrada en febrero de 2012. Nadie podía imaginar que los que mandan se atrevieran a todo lo que se han atrevido y que una población molida a palos no tuviera el valor de corregirlos.

María Mir-Rocafort

No me cuadran las cuentas. No le cuadran a nadie que yo conozca. Pero nuestros Padres adoptivos de turno, esos que la absoluta mayoría eligió para tutelarnos a todos, dicen que las cuentas tienen que cuadrar aunque cientos de miles mueran pobres o se mueran de pobres. Hay que cuadrar las cuentas antes de empezar a comer, a dormir, a respirar. Es la orden inflexible de unos Padres severos que quieren rescatarnos del abismo al que nos precipitó nuestra insensatez, imponiendo correctivos terribles, pero necesarios. ¿Cómo juzgarles mal si lo hacen todo por nuestro propio bien?

Pero no nos cuadran las cuentas. No nos van a cuadrar por más castigos que nos impongan porque las cuentas no han cuadrado nunca ni cuadrarán jamás. Hay quien come con los ojos fijos en su plato y la atención en su estómago. Puede que estos sean mayoría. Pero hay otros que comen casi…

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