Sin hueso y con el culo al aire. (Texto del último episodio de Mrs. Pepova,»Desayunos con Filomena»)

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Buenos días, amiguitos: En el último episodio de nuestros vídeos de YouTube,  “Desayunos con Filomena”, no apareció Filomena, pero si estaba. Estaba en el asiento de atrás. Yo le había dado un hueso, se lo llevó al asiento de atrás para disfrutarlo tranquilamente y ya no quiso soltarlo para ponerse delante de la camarita.

Pues bien, el hueso de Filomena me ha dado mucho que pensar.

Las cosas están muy feas, eso lo sabemos todos.  Hay muchísima gente sufriendo situaciones terribles. Y por eso muchísima gente está protestando.

Eso no extraña. Si a ti te dan por aquí, por allá y por allá  también, se puede esperar que protestes. Lo que extraña es que no proteste la mayoría.  La mayoría se queda en su casa y no dice nada, por eso algunos le llaman la mayoría silenciosa. Y uno se pregunta, ¿cómo es posible?  ¿Es que la mayoría está de acuerdo con lo que está pasando? ¿Cómo puede ser esto?

 Te dicen, bueno, no es que estén de acuerdo. Vamos a ver. Hay 6 millones de parados, ¿verdad? Vale, pero como hay casi 47 millones de habitantes, 6 millones es una minoría. O séase que la mayoría tiene trabajo y los que tienen trabajo siguen viviendo bien.

 Esto es como lo del hueso de Filomena. Cuando Filomena tiene un hueso, lo único que le importa en el mundo es su hueso. Uno de estos que tiene trabajo dice: “Tengo un hueso”, y se pone a su hueso y a nada más.

Pero, ¿cómo puede haber alguien seguro de que no le van a quitar su hueso? Muchisísimas personas estaban absolúticamente seguros de que su hueso no corría peligro. Tenían trabajo fijo, dos nóminas en la casa, un presupuesto bien planeado y balanceado, gastaban lo que podían y hasta ahorraban. Y de repente esos trabajos fijos se desfijaron todos y la gente se quedó sin nóminas y ya no pudieron hacer presupuesto porque no tenían dineros que presupostar. Y los que habían ahorrado tuvieron que echar mano de los ahorros para seguir viviendo, y eso a los que no les robaron, porque a algunos sí que les robaron. con las preferentes y con los intereses  y gastos de demora de  las hipotecas y cosas de esas. Y perdieron la casa y perdieron toda su forma de vida y hasta la esperanza de volver a recuperarla. O séase, que los dejaron con el culo al aire.

Eso hoy, le puede pasar a cualquiera. A cualquiera le pueden quitar su hueso. ¿Y qué hace uno cuando le quitan el hueso? No le queda más remedio  que mirar a su alrededor. ¿Y qué ve? Que es como si hubiera pasado una guerra y ahora estuviéramos en la postguerra. Ya nada, ni lo más necesario se puede conseguir gratis. La salud tiene un precio y el comedor de los niños tiene precio y las matrículas en la universidad tienen un precio cada vez más caro. Nada, ni siquiera la vida humana es más importante que el dinero porque sin dinero hasta te pueden dejar morir.

Te pueden dejar morir porque en este nuevo mundo que usted no veías cuando tenía su hueso, nos hicieron creer a todos que el dinero es mucho más importante que la vida humana. Y a usted te parecía bien. Pues bien,  ahora que no tienes dinero usted ve  que su vida ha perdido toda importancia. Y ve en el periódico y en la televisión y oye por la radio que los que mandan le dicen que vamos por el camino correcto, que las cosas están mejorando, que todo va como tendría que ir. Lo mismo que le decían cuando usted tenías su hueso. Y usted se lo creía.

Y ahora que de repente ya no tiene hueso, ahora que de repente ya no tiene nada, dice: “Pero qué dice esta gente, están locos? Cómo que todo está bien? Mi hijo se fue anoche a la cama sin cenar y hoy sin desayunar al colegio  y mañana nos van a quitar la casa y hace dos años que no encontramos trabajo”.

 Y le dicen. “¿Y usted quién es. Usted no importa nada. Es una minoría. La mayoría está calladita porque están de acuerdo. ¿Usted no está de acuerdo? Pues váyase a la calle a protestar con los terroristas. Nadie le va a hacer caso. Mientras la mayoría tenga su hueso, aquí no va a pasar nada.

Además, oiga, pero ya sabe que aunque no pierda su trabajo, cuando se jubile le van a pagar según la edad que tenga. Que si vive muchos años, el hueso de su pensión va a ser cada vez más pequeñito y pequeñito porque, total, como no va a tener usted dientes, ¿para qué quiere un hueso grande? O séase, que tarde o temprano y se ponga y usted como se ponga, le van a dejar con el culo al  aire, o séase, sin hueso.

 

 

Yo le dije a Filomena. Filomena ¿qué harías si te quitan tu hueso? Y me contestó, mentalmentente: “¿Cómo que qué haría? Gruñir y enseñar los dientes. Yo soy un perro”.

Claro. Y eso es lo más preocupante, que por no protestar como personas cuando todavía no nos han quitado el hueso y podemos protestar por solidaridad con los que lo han perdido todo, acabemos todos desesperados  en la calle dando dentelladas como perros.

¿No sería mejor ponernos la mayoría hombro con hombro y salir a  la calle pacíficamente, como personas, pero gritando, para que se nos oiga, que no queremos vivir en un mundo así? Porque si fuéramos mayoría, seguro que nos hacían caso.

Sigue con tu hueso, Filomena. No te preocupes, hija, nadie te lo va a quitar…por ahora.

 

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